
Ésta es una versión light de Is anyone up, otra web similar que cerró en 2012 como consecuencia de una cruzada legal que una madre emprendió tras ver fotografías publicadas de su hija. En 2011, y tan sólo un año después de su creación, el dueño de este sitio web presumía de conseguir más de 13.000 dólares al mes a través de esta web. Su aventura duró poco (los dos años que decíamos) y este mes de enero fue detenido. Pero éste sólo uno de los muchos que existen en la actualidad. La intimidad hecha pública ¿Qué pasa cuando cualquiera puede encontrarse una foto íntima tuya en Internet sin que tú hayas dado permiso para ello? Puedes imaginarte las consecuencias emocionales para la víctima: vergüenza, sentimiento de culpa… Keely Kolmes, psicóloga especialista en nuevas tecnologías que está realizando un estudio sobre el revenge porn, asegura que algunas víctimas pueden llegar a sufrir estrés postraumático. Y no sólo eso: en el caso de que las imágenes o vídeos vayan acompañados por datos personales, pueden dar lugar a abuso, acoso e incluso chantaje. Todo lo que hagas en Internet, incluso lo que otros cuelguen por ti, y vaya unido a tu nombre, puede interferir después en multitud de procesos más. Pensemos por ejemplo en una persona que solicita un trabajo. Si la empresa que le va a contratar consulta antes su nombre en Internet y aparecen fotos suyas sin ropa… ¿qué posibilidades tiene esta persona de conseguir un trabajo? Se han dado casos de víctimas que han tenido que cambiar legalmente su nombre (os recomiendo este relato de Holly Jacobs, donde explica lo que le ocurrió a ella al detalle, para entender el infierno que puede suponer una situación de este tipo). También ha habido casos de despidos e incluso alguna víctima que no ha soportado la presión y ha llegado a tomar una decisión fatal. La lucha contra el “revenge porn”
Por suerte, hay iniciativas que están luchando contra el “revenge porn” y presionando para que se legisle en su contra y concienciar a la población de que la culpa no es de la víctima, sino del que publica estos materiales sin su permiso. Women Against Revenge Porn y End Revenge Porn son dos de ellas, que además proporcionan asistencia y ayuda a las personas que han sufrido estas situaciones. Como decía antes, además de ex-parejas enfadadas, existe otra modalidad de “revenge porn” en el que las imágenes o vídeos comprometidos se obtienen por fallos de seguridad del dispositivo donde este material se guarda. Si decides almacenar imágenes íntimas en tu teléfono móvil, ponle un código de acceso para que no estén al alcance de todos. Si, por el contrario, las tienes en el ordenador, intenta mantenerlo a salvo de virus y, si lo llevas a reparar, asegúrate de que no se puede recuperar la información que tenías en él. Tampoco te fíes de las aplicaciones de mensajería efímera para estas cosas. Sí, supuestamente existen apps donde cualquier cosa se borra una vez su destinarario la abre, pero en el pasado ya hemos visto que estos servicios también están abiertos a problemas de seguridad. Snapchat ya ha sufrido varios bugs de este tipo. Además nadie evita que se pueda hacer una captura de pantalla del contenido o una fotografía utilizando otro dispositivo distinto. Cada uno es libre de tomar fotos o vídeos íntimos propios, pero por desgracia vivimos en un mundo donde cualquiera (una ex-pareja, un hacker o incluso hasta un tipo del servicio técnico, como se ha visto en algunos casos) puede arruinarte la vida en un par de clicks. Ten cuidado y minimiza los riesgos.